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    Romería de Valme
    Fiesta Declarada de Interés Turístico Nacional
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    Romería de Valme




ORIGEN E HISTORIA

Con la refundación de la Hermandad en 1888 se inició el periodo de mayor trascendencia en toda la historia de la Virgen de Valme. Y durante él, surgió la idea de celebrar anualmente una Romería al Santuario de Cuarto con la imagen de la Santísima Virgen.

Así, en 1893, aparece en la Hermandad una figura insigne y decisiva: el poeta José Lamarque de Novoa, que, junto al hermano mayor, Juan Sánchez Martín, a Francisco Ávila Ramos y a Jesús de Grimarest, entre otros, impulsan la celebración de la primera Romería de Valme el domingo 28 de octubre de 1894.

Comienza, entonces, la que podríamos calificar "etapa contemporánea" de la Hermandad de Valme. Y, desde ahora, Romería y Hermandad serán una misma cosa.

Se celebra la fiesta romera con esplendor creciente durante los años 1895 a 1899. La Hermandad, para sufragar los cuantiosos gastos que le ocasionaba la salida de la Romería, se veía obligada a rifar y sortear carneros, mantas, botellas de vino, cabras, rosarios, mantas... y, en realidad, cualquier objeto que pudiera convenir a estos efectos. Hasta que llega el primer año del siglo XX, cuando un temporal de lluvias, que azotó la comarca sevillana en octubre, obligó a aplazar la celebración de la Romería hasta el mes de mayo de 1901. Pero entonces tampoco pudo celebrarse, porque lo avanzado de la temporada agrícola hacía presagiar la asistencia de muy poco público. Además de que la familia Miura, propietaria del Cortijo de Cuarto, había prohibido el paso de la comitiva romera por sus sembrados.

A pesar del esplendor con el que se habían celebrado las primeras romerías, la situación económica de la Hermandad empezó a empeorar a partir de 1901. Y ello provocó la suspensión total de la fiesta hasta que hubiera fondos suficientes para su celebración. Así pues, desde ese año, y hasta 1916, no salió la Romería. Fue un período decadente y sobrio; la Hermandad se encontraba en un estado de postración tal que, en algunos años, ni se celebraban los cultos del día de San Juan, cuando tenía lugar entonces la fiesta de la Virgen de Valme por disposición de las Reglas de 1888.

Tal situación se mantuvo hasta el año 1916, cuando un grupo de hermanos propuso que se celebrara de nuevo la Romería. La Junta de Gobierno acogió la propuesta y solicitó del alcalde, Juan Antonio Carazo Gómez, una subvención para paliar los cuantiosos gastos que habrían de surgir. El alcalde dio de su propio presupuesto la cantidad de cuatrocientas pesetas, para la organización de la Romería y para los premios que deberían otorgarse a los carros mejor engalanados. Así, después del largo período de decadencia, vuelve a vislumbrarse de nuevo la luz, y se celebra la Romería ininterrumpidamente desde 1916 hasta 1930.

En estos quince años, la Romería adquiere un auge impresionante, sobre todo a partir de 1919. Acuden a ella romeros, caballistas y carretas engalanadas de Sevilla, Coria, Los Palacios, Alcalá, y de otros muchos pueblos de la provincia... Se instalan servicios de autobuses desde la Puerta Jerez de Sevilla hasta el Santuario de Cuarto para facilitar la asistencia de romeros... Comienzan a celebrarse actos y cultos en los días previos a la Romería... Pronuncian el sermón en Cuarto a la llegada de la Romería los predicadores más afamados del momento... Se mejora el exorno de la carreta de la Virgen, gracias a la creatividad de la camarera Elena Molina y el tesón de Diego Justiniano Lamadrid... Un periodo, en fin, esplendoroso, en el que la Romería de Valme se coloca a la cabeza de todas las que se celebraban entonces en la provincia de Sevilla, y en segundo lugar después de la del Rocío. Puede afirmarse, pues, que la década de los veinte es la "época de oro" de la Romería.

Sin embargo, el ambiente de optimismo y euforia que rodeó las romerías de los años 20 contrasta profundamente con el cambio que se produce a partir de 1931, a raíz de la proclamación de la República. En efecto, de una época esplendorosa y dorada, se pasó a un período crítico, oscuro, en el que la Romería estuvo varios años suspendida. Se celebraron, sí, los cultos tradicionales de octubre (triduo, rosario, besamano), pero las circunstancias del momento imposibilitaron la salida de la Romería entre 1931 y 1933. Son años de una elevada conflictividad social, en la que los desórdenes y los disturbios estaban al orden del día. Para colmo, el Ayuntamiento republicano retiró la subvención que se concedía a las Hermandades y suprimió de las calles todos los símbolos religiosos. Así, en diciembre de 1931, tras un polémico debate, decidió rotular la calle Ntra. Sra. de Valme con el nombre de un célebre anarquista, José Nakens.

Tal situación, lejos de mejorar, empeoró notablemente en los años siguientes. Solo en 1934 y 1935, y no sin pocos esfuerzos, pudo la Hermandad celebrar la Romería, en un ambiente íntimo y, a la vez, tenso, por las circunstancias que estaba atravesando toda España.

La Guerra Civil, desarrollada entre 1936 y 1939, fue otro período convulso para la historia de nuestro pueblo. Si la situación de la República había sido ya conflictiva, después de julio del 36, Dos Hermanas comenzó a afrontar una época de penuria económica, de la que solo empezaría a recuperarse en los años 50. La Romería, que es fruto del pueblo, se vio afectada por esta situación, por lo que las de estos años, entre 1939 y 1953, son unas romerías tranquilas, celebradas con gran recogimiento, devotas y muy fervorosas, en las que escasean las muestras de entusiasmo que caracterizaron a las de los años 20. Se trata, en definitiva, de un período de recuperación. En estos años, asisten a la Romería destacadas personalidades, como las infantas Dolores y Esperanza de Borbón. Se consolida el exorno de las carretas, ya muy parecido al actual... Aumentan los actos y cultos en los días previos a la Romería, con la implantación del quinario y de la función... Se reforma la Capilla del Sagrario... Poco a poco, pues, se va produciendo un desarrollo, un engrandecimiento de la Romería y, también, de la Hermandad.

Engrandecimiento que se consolida en las décadas siguientes, sobre todo a partir de finales de los 60, cuando la Hermandad afronta un período de renovación que redunda en una mejora generalizada de todos los aspectos de la Romería. Así, se adopta como modelo de exorno de la carreta el que conocemos actualmente; se editan en color carteles y convocatorias de los cultos y la Romería; se instaura el Pregón en honor de la Virgen; aumenta el número de caballistas, carretas y romeros, rondando las cien mil personas; se inicia una campaña de captación de hermanos y de difusión de la Romería... Un período, en fin, de cambio, de renovación, encabezado por una Junta de Gobierno joven y dinámica que consiguió acercar la Hermandad al pueblo nazareno.

La Romería alcanza, pues, elevadas cotas de esplendor durante los años 60 y 70, lo que produjo un aumento importante en la devoción a la Protectora de Dos Hermanas. Este impulso quedó reflejado y confirmado con la Coronación Canónica de la Virgen de Valme, que tuvo lugar el 23 de junio de 1973. Acto supuso el refrendo oficial a la devoción callada y sincera que, durante tantos siglos, había profesado y mantenido el pueblo de Dos Hermanas a su Celestial Protectora.

Primeras grabaciones

La Hermandad está trabajando en la incorporación de nuevos vídeos a nuestro canal de Youtube

Puede consultar la videogalería a través del siguiente enlace


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LA ROMERÍA EN LA ACTUALIDAD

La Romería de Valme se celebra cada año el tercer domingo de octubre tras unas intensas vísperas en las que tienen lugar diversos actos y cultos: función principal de la Hermandad, pregón, quinario, ofrendas florales y besamanos, entre otros. Durante estos días se congregan grupos de familiares y amigos, que terminan de arreglar sus carretas, galeras, coches de caballos, trajes, etc., y que preparan platos caseros y sencillos para la vitualla de la festividad.

La jornada romera comienza, al alba, con la misa de romeros en la parroquia, tras la cual se traslada la imagen de la Virgen a su carreta, hecha con 75.000 flores de papel de seda rizado a mano, siendo necesarios más de dos millones de «pellizcos» para confeccionarlas. El color varía cada año, alternándose amarillo, rosa, celeste y naranja con el blanco. Las columnas se adornan con verde tuya y cestos con unas mil varas de nardos. La carreta va tirada por una yunta de bueyes enjaezados con frontiles de plata y collarines bordados.

Así comienza el recorrido, que atraviesa las calles más céntricas de Dos Hermanas y continúa, entre el campo, por la «Carretera vieja» hasta la ermita del cortijo de Cuarto, junto a la barriada de Bellavista, ya en término de Sevilla. Una carretera estrecha y sinuosa que regala bellas estampas, como por ejemplo en los parajes de Barranco, al pasar el arco de la Torre de Doña María o en la popular «Cuesta del inglés», cuando la pendiente del camino muestra a Sevilla por el horizonte. Acompañan la carreta de la Virgen varios centenares de caballistas típicamente ataviados, más de quince carretas vistosamente exornadas también con flores de papel rizado a mano, una treintena de galeras con animadas reuniones, y decenas de miles de peregrinos que lucen sus mejores galas, destacando el elegante atuendo de las mujeres, vestidas de flamencas o de amazonas; en el cortejo no se admite la participación de vehículos a motor.

El momento culminante de la jornada es la entrada de la Virgen en la ermita, en torno a las dos de la tarde, donde a continuación se celebra la Santa Misa. Tras el almuerzo y un breve descanso en el que predominan los cantes y los bailes, se reza el rosario y, sobre las seis de la tarde, se emprende el regreso hacia Dos Hermanas, adonde llega la comitiva sobre las diez de la noche.

En la actualidad, podemos decir que la Romería de Valme sigue siendo la fiesta mayor de Dos Hermanas y se encuentra en un momento de esplendor, que se observa en muchos aspectos. Así, en primer lugar, el elevado número de personas y devotos que participan. Tengamos en cuenta que, según los medios de comunicación, son alrededor de 200.000 las personas que se congregan en torno a la Ermita de Cuarto cada tercer domingo de octubre.

En segundo lugar, hay que destacar la perfección alcanzada en los diseños y exorno de las carretas que acompañan a la Virgen. Recordemos que todas van tiradas por yuntas de bueyes sobre dos ruedas y están realizadas íntegramente a mano, con flores de papel de seda rizado que forman dibujos muy coloristas. Recordemos también que, además de las carretas, acompañan a Nuestra Señora de Valme las denominadas galeras, que son remolques agrícolas, con cuatro ruedas de goma y mayores dimensiones que las carretas; y en muchos casos también exornadas con flores de papel rizado. El cortejo se completa con innumerables carros y coches de caballos, que siguen a las carretas y galeras.

Y en tercer lugar, citamos la elegancia en el atuendo de la mayoría de flamencas, jinetes y amazonas, los que lucen sus mejores galas, yendo de romería correctamente vestidos y ataviados a la vaquera, pues en Dos Hermanas existe gran afición al mundo del caballo, que se hace bien patente cada tercer domingo de octubre.

Anecdotario

La Romería en Números

La Romería de Valme es la tercera más importante de toda España.

200000

Romeros

18

Carretas

35

Galeras

1000

Caballistas

Conoce la fotogalería de la Romería

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GUÍA TURÍSTICA

Estamos trabajando en la edición de una Guía Turística de la Romería de Valme, que ofreceremos próximamente en formato digital e impreso, y estará disponible en esta página.

Descárgala aquí.