La Virgen de Valme

La imagen de Nuestra Señora de Valme, Protectora de Dos Hermanas, es una talla gótica de las denominadas “fernandinas”, por su vinculación con Fernando III “el Santo”. Precisamente, toma su nombre de la súplica del Santo Rey –“¡Valme Señora!”– pronunciada en el Cortijo de Cuartos durante el asedio a la ciudad de Sevilla en 1248.

Según los estudiosos, la imagen corresponde a la iniciación de la Baja Edad Media, y más concretamente al período de transición entre el románico y el gótico. Autorizadas opiniones sitúan su cronología en el segundo tercio del siglo XIII.

La imagen fue venerada durante siglos en su Ermita o Capilla del Cortijo de Cuartos, construida por mandato del rey San Fernando. A mediados del siglo XVII, la talla original fue mutilada para vestirla según la moda barroca, adaptándosele un candelero y unos brazos postizos a fin de poderle colocar manto, saya, rostrillo, corona y joyas. Es muy posible que a comienzos del siglo XIX, coincidiendo con su venida a Dos Hermanas con motivo de la epidemia de fiebre amarilla, la imagen de la Virgen fuera nuevamente intervenida para ataviarla según los gustos de la época. En una fecha indeterminada –quizás coincidente con este momento–, se le introdujeron ojos de cristal. Los primeros testimonios iconográficos de la Virgen de Valme nos la muestran precisamente "en candelero" y corresponden a la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con el resurgimiento de su culto auspiciado por los duques de Montpensier.


En 1894, por iniciativa del poeta José Lamarque de Novoa y debido al precario estado de conservación en que se encontraba la talla, la Hermandad decidió restaurarla y restituirla a su estado primitivo. Los trabajos fueron encomendados al escultor Adolfo López, bajo la dirección del pintor Virgilio Mattoni, que repuso artísticamente las partes que habían sido mutiladas en épocas anteriores (p. ej. las manos). La policromía que actualmente puede observarse fue fruto, también, de esta restauración.

Durante el siglo XX parece seguro que hubo intervenciones puntuales sobre la imagen, posiblemente por artistas aficionados, para reparar desperfectos ocasionales. En 1990, la Hermandad encarga un estudio al grupo Isbilia, que emite un informe en base al cual se decide acometer un somero proceso de conservación. La intervención se llevó a cabo en un salón de la Parroquia de Santa María Magdalena y duró aproximadamente 20 días (entre el 2 y el 24 de mayo), a lo largo de los cuales se procedió a la desinsectación y consolidación de la talla, así como a la reintegración de las lagunas más visibles que presentaba la policromía. Igualmente, se procedió a la sustitución de los elementos ocasionales (peana inferior y pernos para sujeción de las coronas).


En febrero de 2002, se ponen de manifiesto grietas y desperfectos en la imagen, razón por la cual la Hermandad se dirige al Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), solicitando que un equipo técnico de este organismo se desplazara hasta Dos Hermanas para examinar el estado de conservación de la talla. El informe preliminar fue emitido en junio de 2002, exponiendo los daños que se habían advertido, así como las recomendaciones que debían seguirse con carácter preventivo (entre ellas, la de suprimir los besamanos, al ser esta la principal causa del deterioro de la policromía de la imagen). Con fundamento en este informe, la Hermandad decide, a partir de entonces, dar a los fieles la opción de besar una medalla colocada a los pies de la Virgen, en lugar de la mano, para así frenar el deterioro.

En octubre de 2012, tras la celebración de la Romería, se advierte el agrandamiento de un pequeño orificio detectado en la parte superior de la cabeza de la Virgen. Ante la sospecha de que pudiera ser indicativo de un ataque de insectos xilófagos, se hacen gestiones con la dirección del IAPH y se solicita un reconocimiento de urgencia. A resultas de ello, y con las autorizaciones preceptivas, en marzo de 2013 se acuerda trasladar a la imagen hasta la sede del IAPH durante diez días, a fin de realizar un informe- diagnóstico sobre su estado de conservación, con objeto de profundizar en el conocimiento de la talla y de las patologías detectadas.

Sobre la base del proyecto de conservación realizado por el mencionado organismo, el Cabildo General de la Hermandad, en reunión celebrada el 28 de noviembre de 2013, decidió acometer la restauración de la imagen de la Santísima Virgen. El proceso se llevó a cabo en las dependencias del IAPH, en la Isla de la Cartuja de Sevilla, entre los días 3 de febrero y 27 de mayo de 2014, regresando nuestra Titular a Dos Hermanas en la víspera del día de San Fernando. Con este motivo, se expuso a la veneración de los fieles en la antigua capilla del Ave María, desde la tarde del 29 de mayo hasta la finalización de la Solemne Función conmemorativa de la festividad del Santo Rey, que ese año se ofreció también en acción de gracias por la feliz culminación de la restauración.



RESUMEN DEL PROCESO DE CONSERVACIÓN LLEVADO A CABO EN 2014 POR EL IAPH

La imagen de la Virgen de Valme posee un notable interés artístico, histórico y etnológico. También un significativo aprecio social, reflejo de un importante sentir devocional. Todos estos valores la caracterizan como obra destacada del Patrimonio Histórico de Andalucía. Es titular de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de Valme Coronada y San Fernando, de la ciudad de Dos Hermanas.

Para corregir los problemas de conservación que presentaba, esta escultura gótica ha sido restaurada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), agencia pública de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.

El Proyecto de Conservación es el instrumento técnico, metodológico, operativo y de gestión que define las investigaciones y actividades técnico-operativas consideradas necesarias para la conservación científica de la obra de arte. También indica los criterios de intervención a seguir en el proceso. En este sentido, con arreglo al artículo 22.1 de la Ley 14/2007, de Patrimonio Histórico de Andalucía, el IAPH redactó, a instancias de la Hermandad, el Proyecto de Conservación de la imagen de la Virgen de Valme (20 de mayo de 2013). El Cabildo General Extraordinario de hermanos y hermanas aprobó dicho documento en sesión celebrada el 28 de noviembre de 2013.

Como corresponde a la metodología del IAPH, la restauración ha estado precedida de un riguroso proceso de análisis, estudio e investigación en el que no sólo se han tenido en cuenta las necesidades de conservación de su materialidad. Como en todos los casos de restauración de imágenes de valor devocional, en esta excepcional escultura medieval la intervención ha conllevado, con carácter previo, una profunda reflexión en cuanto a la percepción de la obra artística como soporte de la práctica devocional y la conveniencia de la recuperación de su imagen más consolidada. El trabajo conjunto de técnicos del IAPH y representantes de la Hermandad, a través de una Comisión Mixta de Seguimiento, ha permitido dar respuesta a los retos planteados.

El IAPH ha puesto al servicio de este proyecto su amplia experiencia en la intervención de bienes culturales, así como los recursos humanos, técnicos y científicos de sus laboratorios de investigación y de sus talleres de conservación. Un total de diez técnicos de cinco áreas de conocimiento han constituido el equipo del proyecto.


Estudio histórico-artístico

La Virgen de Valme es una de las imágenes marianas introducidas en tierras sevillanas a partir de la segunda mitad del siglo XIII, en el marco del primer impulso repoblador llevado a cabo tras la Reconquista castellana del bajo Guadalquivir. La advocación de Valme está documentada desde el siglo XVII, ubicándose su ermita en el denominado Cortijo de Cuarto. En este lugar se celebraban durante los siglos XVII y XVIII fiestas en honor a la Virgen. Dichas fiestas constituyen el antecedente de la romería que desde finales del siglo XIX se celebra cada año y que es una de las más populares y concurridas de Andalucía. La romería de Valme fue declarada Fiesta de Interés Turístico por Resolución de 15 de junio de 1976.

Con el culto público a la Virgen de Valme, pervive la mayor devoción de la ciudad de Dos Hermanas expresada en el cariño a esta imagen mariana que la tradición vincula a la figura del rey castellano Fernando III, monarca de Sevilla desde 1248 y hasta su muerte en 1252.

La imagen de la Virgen de Valme es una talla de bulto redondo en madera policromada y dorada cuyas dimensiones son 68 x 28 x 17 cm. Se trata de una escultura anónima de origen medieval cuya iconografía deriva de modelos bizantinos presentes en el románico. Representa a la Virgen en majestad, como trono de Dios sosteniendo al Niño en la rodilla. Ahora bien, su composición supera la frontalidad e hieratismo del modelo iconográfico tradicional, avanzando hacia propuestas más realistas, al decidir el autor presentar al Hijo sobre la pierna izquierda y no en el centro de la misma. Se muestra Jesús Niño en actitud de bendecir con su mano derecha, mientras que en la izquierda porta un pájaro (símbolo de la Resurrección). La Virgen sostiene en su mano derecha una rosa incorporada tras la restauración de 1894 (antes portaba un cetro). Los rasgos físicos de ambas figuras están suavemente modelados y se caracterizan por tener unas facciones individualizadas, aunque conservan el idealismo propio del gótico internacional; en todo caso, dichas facciones presentan gran refinamiento y solemnidad.


La imagen se construyó a partir de una única pieza obtenida del centro del árbol (chopo o álamo blanco). Esta pieza está seccionada en la actualidad en tres partes, ya que en el siglo XVII fue transformada para poder ser vestida según la moda barroca. En ese momento se mutiló la obra, eliminándose la mano derecha de ambas figuras con objeto de colocar nueva indumentaria. En 1894, la Hermandad decide recuperar el aspecto morfológico original, reponiéndose las manos en su posición inicial, en la que permanecen.

A lo largo de su historia material, la imagen ha sido objeto de intervenciones que han modificado su forma y su aspecto cromático. Como se ha mencionado, con anterioridad a 1669 la talla fue modificada para ser vestida y adaptada a un candelero. La restauración de 1894 fue realizada por el escultor Adolfo López, quien la despojó de las citadas vestimentas con la intención indicada. En el siglo XX (1990) la imagen fue de nuevo intervenida por el taller Isbilia.

Hasta ahora se creía que la talla fue seccionada por la cintura de la Virgen en la intervención del siglo XVII. El estudio realizado en el IAPH con técnica de tomografía axial computerizada (TAC) permite desmentir lo anterior y asegurar que lo seccionado en la mencionada intervención fue el volumen de madera que representa la figura del Niño, comprobándose por la continuidad de las vetas que después fue restituido a su primitiva posición.

Por último, indicar que la investigación ha permitido comprobar que se conservan, al menos, tres policromías consecutivas. La hoy visible (1894), y la inmediatamente inferior, guardan el mismo cromatismo. En ambas, las vestimentas, decoradas mediante la técnica del estofado, coinciden en el color: manto azul y túnica roja en la Virgen, y gris en el Niño. Por su parte, la policromía medieval tiene un cromatismo diferente: el manto de la Virgen es rojo y la túnica azul; ambos están decorados con un pequeño dibujo.


Estudio de conservación y tratamiento

El análisis de la escultura se ha basado en el conocimiento científico. Se han realizado inspecciones organolépticas, estudios analíticos y otros con técnicas de examen por imagen.

Los principales problemas de conservación tenían su origen en el envejecimiento natural de los materiales y en las operaciones de manipulación y uso.

Las mayores alteraciones se centraban en la policromía. Se detectaba falta de adhesión entre los estratos polícromos, así como algunos golpes y roces accidentales que habían provocado erosiones y pérdidas. También se observaba la acumulación de productos cosméticos en las manos y en la zona de las rodillas.

Con respecto al soporte se observaban varias fendas, algunas apreciables a simple vista porque habían roto los estratos de policromía. Alrededor de estas fendas y en la base de la imagen, se detectaba una antigua infestación por insectos xilófagos, de la familia Anobiidae.

La intervención de conservación y restauración –desarrollada entre el 3 de febrero y el 27 de mayo de 2014 en la sede del IAPH– se ha fundamentado en el principio de mínima intervención, el respeto a la autenticidad de la obra, la inocuidad de los productos y materiales utilizados en los distintos tratamientos, y la reversibilidad de los procedimientos aplicados. La intervención ha garantizado la correcta percepción de la imagen y de sus valores patrimoniales, máxime cuando se trata de un bien mueble que a su condición de obra de arte, une su función vinculada al culto religioso y su valor devocional, como ocurre en el caso de la Virgen de Valme.


El primer tratamiento realizado fue la desinsectación mediante gases inertes. La siguiente operación consistió en la eliminación de la suciedad superficial, de los barnices alterados y de las reintegraciones efectuadas en la última intervención documentada. Esta limpieza permitió una observación más exhaustiva de las capas de policromía subyacentes y un mejor acceso para realizar el tratamiento de fijación de estratos y la consolidación del soporte. En último lugar, se repuso el estrato de preparación en aquellas zonas de pérdidas y posteriormente se reintegraron cromáticamente las zonas estucadas. Considerando los valores descritos de la imagen, el criterio de reintegración adoptado ha tenido como fin mantener testimonio de la devoción.

En definitiva, la imagen de la Virgen de Valme vuelve a mostrarse en toda su plenitud y en buen estado de conservación. Es ahora el momento de que la Hermandad, custodia secular de esta venerada imagen, siga velando por su conservación como hasta ahora ha venido haciendo, siguiendo pautas básicas para la conservación preventiva y el mantenimiento de la obra y su entorno.

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